Efemérides: Primero de Palo – Día de la Obsecuencia Feladora

En la región andina septentrional, cuna de la Llama-mono, todos los Primeros de Palo se rememora la súplica de Labe al Maestro Orlok. A colación de dicha festividad, los creyentes ataban con unas sogas de cáñamo sus muñecas a sus tobillos opuestos y se revolcaban por el piso exclamando:

Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed. Llega el Maestro Orlok. El Maestro, el Maestro. Temed, llega el Maestro Orlok. Silencio. Es el Maestro Orlok. Temed.

Tras veinticuatro horas de súplica, vómitos y trances, uno a otro se arrancaban las sogas con los dientes y las arrojaban al Fuego Fatuo. Al terminar el día, se lanzaban al lago Tocancipahue para limpiar las heridas producidas por la proverbial revolcada.