Evangelios Apócrifos: La leyenda del Golem sin cabeza

Entre sueños, el Golem recibió un llamado telefónico. Estaba tirado en la cama de una habitación de hotel de carretera. ¿Quien podría ser?
Se estiró hasta la mesa de luz y levantó el tubo. Se lo llevó a su oído; sólo había silencio. Tragó saliva, se enderezó en la cama, se preparó para hablar intentando no evidenciar su somnolencia.  Finalmente dijo "hola".
A través del receptor, sintió movimientos. Alguien estaba escuchando del otro lado. "Hola", dijo el Golem nuevamente.
El rechinar de los neumáticos de un auto hizo que sobresaltaran sus pulsaciones. Había luz afuera, estimo que serían alrededor de las 7 de la tarde.
Volvió su atención al teléfono, recordó que lo tenía pegado al oído. Se decidió a cortar. Se estiró nuevamente, pero en el camino escuchó un murmullo.
Rápidamente se llevó el tubo al oído y dijo "hola". "Me voy a separar" escuchó. Inmediatamente después, cortaron la comunicación.
El Golem se sobresaltó. "Me voy a separar" repitió. "Me voy a separar", dijo de nuevo. "Me voy a separar" se escuchó pensar. "Me voy a separar" repitió de nuevo para sí dibujando en silencio las palabras en su mente. Siguió repitiéndolo. Una y otra vez. Pero lejos de ser un mantra, la fórmula de repetirlo una y otra vez lo inquietaba cada vez mas. Lo que llamaba su atención era el timbre de la voz que repetidamente decía "Me voy a separar". Era la voz de su cabeza, era su voz. Era igual a la del teléfono. La misma voz. Idéntica. La voz del teléfono era la voz de su cabeza. Eso era inquietante. Eso era muy inquietante. ¿Como podía ser? ¿Sería posible que su cabeza lo hubiera llamado por teléfono? ¿habría sido todo parte de un sueño?
Me quiero separar, dijo en voz alta. Me quiero separar, había escuchado. Me quiero separar, repitió. Una y otra vez. ¿O acaso era su cabeza hablando?. ¿Quien había estado hablando, él o su cabeza?. Me quiero separar, dijo una vez mas. ¿Pero quien lo había dicho?
¿Quien habla?, gritó. "Dije, ¿quien habla?", repitió con más fuerza. Me quiero separar, se escuchó una vez mas. ¿Quien habla? ¿Quien habla?.
Sus manos temblaban, todos su cuerpo temblaba. Se puso de pie y se dirigió a la pequeña cocina. Se sirvió un vaso de agua de la canilla y se lo tomó de un saque. Se sirvió un segundo vaso y se lo tomó. Con ambas manos apoyadas en la mesada, respiró. "Me quiero separar", dijo. Su respiración comenzó a acelerarse nuevamente. "Me quiero separar", volvió a repetir.
Lo había dicho o lo había escuchado en su cabeza. "Me quiero separar", escuchó nuevamente. Y lo supo, estaba en su cabeza. Estaba en toda la habitación. Estaba en sus manos. "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". Comenzó a gritar. "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". Y estaba en su cabeza y en la habitación y en su cuerpo y en sus manos. "Me quiero separar". "Me quiero separar". Sus manos temblaban, su cabeza comenzó a hincharse. Todo su cuerpo temblaba. "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar".  El dolor era insoportable, su cabeza quería explotar. Las yemas de sus dedos querían explotar. Cerró sus puños. No era fácil, había que vencer la inflamación. "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". Abrió un cajón. Sacó un cuchillo de cortar carne. "Me quiero separar". "Me quiero separar". "AAhhh", exclamó el Golem. Quería resistirse. Era inevitable. "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". Llevó el cuchillo a su garganta y comenzó a serrucharse el cuello. La sangre comenzó a brotar. "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar". Se escuchaba en su cabeza. No podía controlar sus brazos. Con una mano tomándose del pelo mientras la otra le cortaba el cuello, el Golem gritó a través de sus cuerdas vocales expuestas. No había forma de resistirse. "Me quiero separar". "Me quiero separar". "Me quiero separar".
La cabeza se soltó de su cuerpo. Sintió un dolor sordo. Pudo ver un último destello blanco. Sintió como los cabellos se le escapaban por entre los dedos. Cayó al piso. La buscó, pero no la encontró. La siguió buscando. Hoy la sigue buscando. Es el Golem sin cabeza. Algunos hablan de la leyenda del Golem sin cabeza. No es una leyenda. Yo lo vi. Busca su cabeza. Se le perdió. Se la cortó él mismo con un cuchillo de cortar carne. Su cabeza le había dicho: "Me quiero separar"


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