La civilización puso a los sueños en segundo lugar porque en la vigilia se puede ver más gente durmiendo que en los sueños; la vigilia tiene más regularidad. Pero a Graf Orlok no le interesaba ese punto de vista.
Orlok dormía para ahorrar energías y vivir su realidad. Hacía daño en su realidad para no hacerlo en la realidad de la civilización.
Orlok no necesitaba trabajar, porque en la prehistoria del Capitalismo sus territorios habían generado enormes riquezas. A raíz de ello, sus sueños mostraban su desconocimiento y desinterés por el acopio.
Con ese trasfondo, Orlok tomaba la forma de Loki y se aparecía inesperadamente ante la mirada perpleja de asalariados explotados. Pero quien estaba más perplejo era Orlok. No entendía el motivo de la automatización del ser humano y temía que la oferta de sangre disminuyera en calidad por el uso de psicofármacos; que en esa época eran tan solo hiervajos, yuyos y pociones.
Orlok quería ver a la gente naturalmente feliz para que su sangre no se contaminara.
La vida de Orlok dependía de ello.
Cuando ya no pudo encontrar sangre feliz, plantó una semilla, creó un jardín y se volvió vegetariano.
(*) En esta etapa, el Hermano Renfield afirma que los pueblos meridionales describían a Orlok como un Buda siniestro. Lamentablemente, en esta etapa también, el Hermano Renfield tomaba morfina y confundía los sueños del Maestro Orlok con su vigilia.
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