En una vieja talabartería de Florencia, Juan Francisco de Lachota Vermelha encontró entre canastos repletos de papeles sin ningún valor, un papiro enrollado con una crónica que arroja luz sobre la vida del maestro en su paso por Italia.
Según se lee en el hallazgo de Don Lachota Vermelha, el Maestro llegó a la Piazza Caduti Giuglio Marchota como un perfecto desconocido. Caminando entre la gente, se abrió camino hasta la fuente, se metió en ella y se lavó las bolas sin ningún pudor.
Las señoras del mercado lo denunciaron con la policía, y éstos acudieron rápidamente a apresar al Maestro. Una muchedumbre de curiosos rodeó el lugar, mientras los oficiales le exigían al maestro que saliera del agua y los acompañara.
En ningún momento, el Maestro dejó de refregarse las bolas en el agua. Aunque estuvieran limpitas, se había convertido en una cuestión personal y no pensaba desistir en su pulcra intención. Los monjes del convento de la Santa Madre Caduta de la Marchota, llamados por el bullicio se acercaron a pedir paz entre los hombres. La policía los molió a palos en menos de cinco minutos y volvieron para llevarse al Maestro.
Finalmente, el Maestro Orlok se puso de pie, dejó de refregarse los genitales y a los presentes dijo:
"Vayanse a lavarse el orto pelotudos. El que se ha lavado las bolas en una fuente pública sabe lo que es bueno. Si no lo saben, entérense"
Nota: en otro papiro se detalla que acabadas las palabras del Maestro, el pueblo sufrió una epidemia de comezón en los testículos que obligó a cientos de hombres a lavarse las bolas en las fuentes públicas de la ciudad. Sin embargo, los análisis de carbono 14 sobre éste último papiro delatan una antigüedad inferior al primero en más de 150 años. Al día de hoy, la veracidad de ésta conclusión está todavía en el terreno de la incógnita.
"Las bolas limpias, sedosas, sin rastros de sudor ni pelusita acumulada en sus pliegues o debajo del pene. No es fácil, pero el que pueda lograrlo caminará la senda de la Mamila Espléndida." (Anónimo, Siglo XIV)
ResponderEliminarCoincido con el Wookie.
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