Evangelios Apócrifos: La Conchuid Militant



Orlok entró a través de una herida y en el fondo de la cueva se encontró a una mujer alterada, que escribía en las paredes y se jactaba de leer libros vanguardistas.

La mujer lo miró fijo y se mostró exageradamente amable; lo cual inquietó al Maestro.


- ¿Por qué eres tan amable conmigo, mujer, si soy un ser detestable?
Porque viniste hasta acá y la actitud me parece re copada.
Pero yo pasaba por casualidad. Yo nunca me propuse llegar hasta este preciso lugar, mujer.
A veces hay que escuchar al destino y dejarse llevar.
Yo soy el destino.

Al oír las contundentes palabras del Maestro, la mujer comenzó a danzar de manera espasmódica para alabar al Maestro. Él, a pesar del sofocante aburrimiento que le generaba el baile, se quedó por cortesía.

Tiempo después, volvieron a encontrarse a cielo abierto y la mujer pretendió desconocer al Maestro. Miró hacia otro lado y siguió caminando por otro sendero.

Orlok, irritado, le arrancó un brazo y le dijo:


He sido amable contigo, mujer, a pesar de que eres una desequilibrada de mierda… ¿Por qué no pagas con la misma moneda?
Porque tenemos diferentes visiones políticas. Puede resultar peligroso que me asocien contigo.
¿Y por qué me alabaste aquella vez?
No fueron alabanzas… ¿Qué dices? Yo milito, no alabo.
¿Sugieres entonces que mi interpretación es incorrecta?
Please, sigamos en otro momento porque tengo mil cosas que hacer.

A penas el Maestro cerró los ojos, Le Klerk se apareció delante de la conchuda y la decapitó de un solo machetazo.

Al toque, Orlok y Le Klerk llamaron un taxi y se fueron a tomar una birra a San Telmo.

2 comentarios:

  1. Conchuda desequilibrada23 de febrero de 2011, 17:57

    Son unos cerdos misóginos!!

    Se esconden detrás del anonimato!!

    Vamos a hacer campañas en su contra!!

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  2. Es el regreso de la conchuda sin cabeza. Que se cuiden los Van Garrett

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