Evangelios Apócrifos: La verdad sobre los elefantes y la extinción de los dinosaurios

Cuando los elefantes con pelo poblaban la tierra, los dinosaurios corrían libres entre los gigantes mastodontes. Rencillas ocasionales entre ambas especies se daban especialmente en épocas cercanas al plenilunio del mes de ¶¶¶¶¶¶¶*; generalmente con saldo favorable a los elefantes.

Orlok, absorto en el espiraleo de las galaxias, estaba terminando de cerrar en su mente el diseño del cuerpo humano. Solo restaba el calculo preciso del balance esfintérico para que su concepción se hiciera carne ante sus ojos, y en ese instante, la flatulencia tibia de un elefante se coló por su nariz. Como un castillo de naipes, el primer ser humano sucumbió y se hizo humo y fue tal la ira del maestro que con su mano arrancó un vello de la nariz del animal.

La torpeza del animal, hizo que a raíz del dolor punzante, cayera sobre su trasero e hiciera tropezar a un colega que a su vez hizo tropezar a otro colega y que a su vez hizo tropezar a otro colega y que a su vez hizo tropezar a otro colega y que a su vez hizo tropezar a otro colega y que a su vez hizo tropezar a otro colega y que a su vez hizo tropezar a otro colega y así todos los dinosaurios murieron aplastados.

La tradición dice, que a Orlok le chupó todo un soberano huevo.

*culos de elefante

2 comentarios:

  1. los elefantes flatulentos me irritan mucho, sobre todo en los espacios cerrados, es menester que Orlok ordene su extinción

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  2. Estoy llorando de emoción. El virtuosismo del Maestro no conoce límites!

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