El día negro se celebra el 24 de Diciembre de cada año con la caída del sol. Es una fecha de suma importancia en la tradición Orlokiana. La misma indica que en ese día el Maestro pronunció las siguientes palabras ante sus seguidores mientras contemplaba una puesta de sol brumosa:
“Todo lo que tuve fue creado por mi mente y destruido por mis manos*.”
Ante cientos de miradas de incomprensión, Orlok cerró sus ojos y adoptó su postura de meditación habitual, colgado de la rama de un árbol con sus pies entrelazados y el cuerpo colgando recto hacia abajo. Cuando el maestro abrió sus ojos, apareció frente a él una bella mujer vestida de blanco. Su piel era rosa, sus cabellos rubios rizados y sus manos eran la extensión del paraíso. Era etérea e infinitamente provocativa a la vez.
Dice la tradición que ante la conmovida multitud, Orlok saltó sobre ella y la desgarró brutalmente con sus uñas. La niña murió entre gritos, ahogada en su propia sangre. El Maestro se comió mitad de su cuerpo y luego se puso de pie. No pronunció palabra mientras la gente se retiraba en silencio y entristecida.
Este es el espítritu que rodea la celebración del día negro en la tradición Orlokiana.
* Esta frase también fue encontrada dentro de uno de los más conmovedores evangelios apócrifos: Die Hind van Graf Orlok
Yo guardo en un frasquito colgado de mi cuello un mililitro de la sangre derramada de la joven.
ResponderEliminarMuchos me han dicho que el frasquito está vacío; pero nunca más han podido pronunciar palabra.