Evangelios Apócrifos: La mediación de Le Klerk

Las bombas caían del cielo de manera atroz. Explotaban. Y generaban avalanchas de Napalm y caña quemada.

El Maestro Orlok y Tayron Zafra surfeaban las olas de Napalm y derribaban Harriers a machetazos.

En un instante, Tayron se detuvo, divisó a lo lejos en el atormentado cielo y lanzó su machete en dirección norte. El estruendo no se hizo esperar. Un Harrier cayó como meteorito a dos yardas de ellos.

Enseguida, Tayron se alistó para atacar al piloto y arrancó la cubierta de la cabina de un solo manotazo. Allí yacía desmayado el Barón B. De Eagle. Orlok se estremeció, detuvo el tiempo y llamó a Le Klerk mediante su telegrama molar* para evitar la inminente pelea. Le Klerk se apareció al costado del Maestro y éste reanudó el tiempo.

Le Klerk despertó a cachetazos al Barón y le dijo a Tyron: “Bancá un toque, negro.”. Una vez que ambos contrincantes se encontraron en condiciones para el debate, Le Klerk permitió que interactuaran. En primer lugar, Zafra procedió a cagar a piñas a De Eagle hasta dejarlo tirado en el piso y se detuvo tras la orden de Le Klerk. En segundo lugar, De Eagle le pasó el trapo a Zafra en el tenis, brindó con champagne, lo puso bien en pedo a Zafra y le sacó fotos en poses lamentables. Una vez más, Le Klerk detuvo la pelea y les dijo: “Hay empate, déjense de romper las pelotas.”

Y así, todos contentos, reanudaron el viaje leviatánico a Gabachos Unidos; donde los aguardaba Pastoriza y los primos Barriga.



(*) Le Klerk había diseñado un telégrafo que se accionaba masticando.